martes, 26 de octubre de 2010


Me hubieses dicho quiza Gracias Hermana por tener tan buen concepto de esta mujer que no sabe cocinar , pero es la verdad.
De las diferentes formas que existen te extraño mucho , porque tu aclarabas muchas dudas, otras veces me confundias mas.. . Algunas veces estas no tenian mucho sentido en realidad...porque te sentabas a escuchar y muchas veces te dormias , asi entendia q habia cosas mas divertidas que hacer... Quiza de las muchas formas que Dios tiene de hablarnos. . Gracias a Dios que te conoci que pude compartir esos momentos grandiosos, gracias por que te permitio conocer a un hombre que te ama que tus defectos eran esos pequeños condimentos que realzaban tu encanto y tus lagrimas no lo asustaban creo, te extraño cuando no puedo recibir una respuesta que me haga sentir mejor , o que me digas que no te llame en formacion , talvez yo decirte que estoy en mitad de una cirugia, te llamo luego ...o el simple hecho de decirme ya duermete te llamo cuando amanezca. Y lo mas cotidiano mio: A las 6 de la mañana no me llames , es domingo.
Sabes que te queremos y lo supiste desde siempre , hemos sido tres hermanas por eleccion , hemos colapsado muchos sistemas escolares, nunca nos habrian elegido las Srtas de risas silenciosas.. , te he conocido... te he soñado ,te he extrañado pero estoy feliz por ti porque el dolor ya no debe opacar este sentimiento y lo que nos hemos dado . Estoy feliz a pesar del dolor,

Lei esta parábola budista nos enseña a afrontar la muerte con ecuanimidad.

Un monje tenía siempre una taza de té al lado de su cama. Por la noche, antes de acostarse, la ponía boca abajo y, por la mañana, le daba la vuelta. Cuando un novicio le preguntó perplejo acerca de esa costumbre, el monje explicó que cada noche vaciaba simbólicamente la taza de la vida, como signo de aceptación de su propia mortalidad. El ritual le recordaba que aquel día había hecho cuanto debía y que, por tanto, estaba preparado en el caso de que le sorprendiera la muerte. Y cada mañana ponía la taza boca arriba para aceptar el obsequio de un nuevo día.

El monje vivía la vida día a día, reconociendo cada amanecer que constituía un regalo maravilloso, pero también estaba preparado para abandonar esté mundo al final de cada jornada

Poema de Mitsuo Aida


Caligrafo y Poeta japones

Por haber vivido intensamente su vida,
la hierba seca aun llama la atencion de quien pasa.
Las flores solo florecen
y lo hacen lo mejor que pueden.
El lirio blanco en el valle, que nadie ve,
no necesita explicar nada a nadie,
vive solo para la belleza,
pero los hombres no pueden convivir con el solo,

Si los tomates quieren ser melones,
se transformaran en una farsa,
mucho me asombra
que tanta gente este ocupada
en querer ser quien no es,
¿que gracia tiene transformarse en una farsa?

No necesitas fingir que eres fuerte,
no debes probar siempre que todo va bien
no puedes preocuparte de lo que piensen los otros,
llora, si lo necesitas,
es bueno llorar hasta que no quede ni una lagrima
pues entonces podras volver a sonreir
.

lunes, 18 de octubre de 2010

El gran Arco




Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, háblanos de los Hijos. Y el contestó:

Vuestros hijos no son vuestros hijos. Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a sí misma. Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.

Y aunque ellos están con vosotros, no os pertenecen. Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.

Porque ellos tienen sus propios pensamientos.

Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas, pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no se puede visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros. Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer. Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes, son lanzados a la Vida.

El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestra manos sea para alegría.
Él también, además de amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable."
Khalil Gibran